El padrino: una obra maestra en cinco claves

Corría marzo de 1972 cuando se estrenó El Padrino, una de las películas más importantes y valoradas (por público y crítica) de la historia del cine que este mes de septiembre llega a Canal Hollywood, y lo hace en sesión triple, acompañada de sus dos secuelas.  El próximo domingo 15 de septiembre emitimos la trilogía más aplaudida de la historia del cine: El Padrino (15:45h), El Padrino II (18:41h) y El Padrino III (23:42h).

Con semejante plan a la vista, es menester aislar 5 factores que instalaron a El Padrino en el Olimpo cinematográfico.

1) Su historia

Porque es una epopeya familiar irrepetible en el cine. Una historia de lucha por el poder articulada por la ética y la moral, regida por los valores familiares y sometida con mano de hierro a la fidelidad y la confianza. Tanto en El Padrino como en sus dos secuelas, este concepto de familia es el pilar central de la toma de decisiones de sus protagonistas, de sus reacciones, de sus decisiones, y de sus alegrías y tristezas. La sangre es un vínculo que corre por las venas de los Corleone (bueno, de casi todos), es un contrato de respeto y lealtad cuyas reglas han conquistado también la jerga popular de varias generaciones.

 

2) Su guion

Francis Ford Coppola nunca tuvo en mente hacer El Padrino. Aceptó el encargo de Roger Evans (productor del cine independiente de Paramount y responsable de éxitos comoLa semilla del diablo, Chinatown o Love Story) porque necesitaba el dinero tras el fracaso de THX 1138 (ese experimento de ciencia ficción que había financiado a su amigo George Lucas) y se puso a escribir su guion junto a Mario Puzo, el autor de la novela homónima que la película iba a adaptar. Y aunque el realizador acababa de ganar el Oscar como guionista en Patton, lo cierto es que ni él ni el escritor acertaban a dar con el tono adecuado, así que tuvieron que confiar en la visión de Robert Town para superar muchos baches durante la película. El socorrido asesor de guion fue el autor de las líneas de esa escena magistral en la que Don Vito conversa con su hijo Michael y que supone el traspaso de liderazgo del padre a un hijo, para el que el Don habría querido inicialmente otro destino, bastante más legal.

3) Sus momentos

Y esa escena que os acabamos de mencionar en el punto anterior no es más que una de tantas que pueblan esta película. Porque difícilmente vais a encontrar una película en toda la historia del cine que encadene una tras otra secuencias dignas de estudio en cualquier escuela de cine. Desde su apertura (ese plano cerrado del rostro de Bonasera que se abre progresivamente para ubicarnos en una formidable primera escena que resume la filosofía de Don Vito y su forma de ver la vida) hasta ese plano final en el que vemos a un nuevo padrino (Michael) recibiendo el respeto de sus amigos mientras la puerta se cierra ante la mirada de su mujer Kay. Y entre ellas, la conversación entre padre e hijo, la muerte del Don, el montaje paralelo del bautizo, la muerte de Luca Brasi, el “momento puente” de Sonny, la llegada de los sicarios al hospital, el asesinato de Sollozo… Realmente hablar de las escenas destacadas de El Padrino, es lo mismo que hablar de la película entera, desde sus créditos iniciales hasta que aparecen los finales.

 

4) Su reparto

Seguimos en la misma tónica porque su reparto es espectacular, y todos están en plena forma para dar vida a una galería de personajes no menos interesantes. Marlon Brando (se llevaba su segundo Oscar por su papel de Don Vito, aunque esta vez no lo recogió) y Al Pacino (que consiguió el papel con el que despegó porque a Coppola le llamó la atención su trabajo en Pánico en Needle Park) encabezan un reparto en el que también despliegan su talento Robert Duvall, James Caan, Diane Keaton, Talia Shire, Richard Conte… Todavía se acuerda de su Oscar a Mejor actor de reparto Joel Grey, que se lo llevaba por su (también formidable) trabajo en Cabaret, frente al tridente Pacino-Caan-Duvall (única vez que una película ha tenido tres actores nominados a la vez en esta categoría).

5) Su peso en la historia del cine

Y no solo por la mareante colección de premios y reconocimientos que cosechó la película, o por su presencia en todos los rankings que recogen los mejores títulos de la historia del cine. También porque supuso un antes y un después para toda una industria que agonizaba ante un cada vez mayor protagonismo de la televisión, y también el golpe definitivo para que el New Hollywood (ese movimiento que rompía con la hegemonía clásica del sistema de los grandes estudios) diese la vuelta a la forma de entender y hacer el cine en Hollywood. Su contrato millonario de exhibición en televisión, además, terminó de confirmar a la pequeña pantalla como una ventana más de distribución del cine, y otra fuente más a tener en cuenta para que a los productores les saliesen los números.

 

Y su fotografía (tremendo el trabajo de Gordon Willis con las sombras), y su montaje,  y su banda sonora (no hay nadie en el planeta que no haya tarareado o silbado sus compases), su diseño de producción… Toda una suerte de elementos alineados para alumbrar una obra maestra que tuvo la mejor continuación de la historia del cine (y aquí Robert de Niro entra en escena), y una tercera (y tardía) parte a reivindicar que bien merece compartir honores y aplausos por otra buena ristra de motivos. Y todo, en sesión continua el domingo 15 de septiembre a partir de las 15:45 ¿Quién dijo que el domingo es el peor día de la semana?