Después de Trinity, hasta las princesas saltan, quedan suspendidas en el aire y patean las caras de sus enemigos. Que Matrix es una de las películas más influyentes en el cine y la cultura popular quizá lo sabe hasta tu cuñado. Hasta la Biblioteca del Congreso de Los Estados Unidos protege un ejemplar de su libreto por su «gran importancia histórica y cultural». Pero no fue fácil para Lili y Lana Wachowski (entonces, Andy y Larry) convencer de que su película era posible cuando no era más que un guion.
Las futuras directoras habían escrito el Asesinos para los estudios Warner. (Una película que interpretarían Sylvester Stallone y Antonio Banderas). Tras este trabajo, las hermanas presentaron el de Matrix.
En Warner había una mezcla de entusiasmo y confusión tras su lectura. Una parte de la directiva se refería a Matrix como «el guion que nadie entiende». Otra temía invertir 80 millones de dólares en una película con filosofía y efectos especiales por inventar.
Las Wachowski contrataron a los artistas del cómic Geoff Darrow y Steve Skroce. Estos artistas dibujaron cada plano del libreto de Matrix. 600 páginas que convencieron a los escépticos de Warner. Pero surgió otra duda en los estudios: ¿podrían las Wachowski dirigir Matrix? En el currículum de las hermanas tan solo estaba el guion de Asesinos.
Las Wachowski escribieron el de Lazos ardientes —de bajo presupuesto, con dos habitaciones por decorado— para foguearse en la dirección. La película gustó.
Tras esto, Warner dio luz verde al proyecto… con 10 millones de dólares y los decorados que quedaron de Dark City. El presupuesto era ridículo para transformar el guion de Matrix en imágenes.
Las Wachowski corrieron un riesgo: con los 10 millones rodaron la primera secuencia: Trinity contra los policías y su huída de los agentes. Jugada perfecta. En Warner no hubo dudas y las hermanas Wachowski contaron con el presupuesto necesario para crear la Matrix que habían imaginado.
La primera entrega de Matrix recaudó 464 millones de dólares. No está mal para un guión que nadie entendía…
