El mundo del cine se ha despertado esta mañana con una triste noticia: la muerte del actor Kirk Douglas a los 103 años de edad. Su talento era innegable, e injustamente reconocido para muchos amantes del cine, ya que pese a estar nominado al Oscar como mejor actor, solo se le concedió el premio honorífico de la Academia de Cine de Estados Unidos en 1996.
Padre de otro de los grandes actores de Hollywood, Michael Douglas, Kirk combatió en la marina estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Después se pudo centrar en sus estudios de interpretación y rápidamente conquisto al público gracias a la energía y descaro que desprendían sus actuaciones.
La primera cinta en la que apareció fue El extraño amor de Martha lvers (Lewis Milestone, 1946), un título de cine negro en el que interpretaba a Hal Wallis. Tan solo tres años después llegó su primera nominación al Oscar a mejor actor gracias a la cinta El ídolo de barro (Marc Robson, 1949).
A finales de la década de los 50 llegó la época dorada del actor: Senderos de gloria (1957) y Espartaco (1960). En la primera de ellas, Douglas, además de ser el actor principal, se inició en el mundo de la producción, y lo hizo nombrando director de la película a Stanley Kubrick. La mezcla salió también, que ambos repitieron en la obra por la que siempre recordaremos a Kirk Douglas: Espartaco.
No ha sido necesario que la inmortal leyenda del cine de Hollywood recibiera un Oscar para saber que siempre le recodaremos por los grandes momentos del cine que ha dejado.
