‘Brokeback Mountain’: Un amor de los de antes

El próximo 28 de junio se celebra el Día del Orgullo Gay LGBT, y a las 19:40 podrás disfrutar en Canal Hollywood del clásico Brokeback Mountain, protagonizado por Heath Ledger y Jake Gyllenhaal, y dirigido por Ang Lee.

Plano general. Llega una vieja camioneta a los barracones de los ganaderos. Allí, pegado a una pared, un tipo con sombrero beige, chaquetón marrón y vaqueros. Un hombre de azul con sombrero negro baja de la camioneta. Ambos hombres son minúsculas figuras en el paisaje; aún sin rostro, aún sin nombre. El del sombrero negro golpea la rueda trasera. Es Jack (Jake Gyllenhaal). Repara en la presencia de Ennis (Heath Ledger).

Jack se gira con los brazos en jarras como un pistolero preparado para desenfundar, pero no lleva pistolas. Repara en Ennis, que baja la cabeza, tímido. Jack aparta la mirada. Ennis mira un momento a Jack. Este se exhibe apoyándose en la camioneta como si estuviera en la barra de un bar.

Así comienza Brokeback Mountain dirigida por Ang Lee: con la aparente sencillez de un melodrama de un Hollywood glorioso, hoy perdido. El Hollywood de Douglas Sirk (Solo el cielo lo sabe) y King Vidor (Duelo al sol) que exalta los amores que la sociedad rechaza.

El planteamiento del relato de Annie Proulx convertido en guion por Larry McMurtry y Diana Ossana parece fácil. Lo que para Sirk y Vidor eran las historias de amantes de diferentes clases sociales, edades o razas, se convierte en Brokeback Mountain en la historia de dos hombres en la norteamérica profunda. El esquema, idéntico: los personajes viven vidas ordinarias; se conocen; se desean contra su voluntad; viven felices hasta que la vida estropea los planes. Una historia de amor clásica… con dos hombres; y esto, que parece fácil, lo cambia todo en el cine de Hollywood.

En el siglo pasado, Europa ya había producido películas de amores entre dos hombres como Maurice (1987) y Beautiful Thing (1996). En Estados Unidos, siempre más conservadora, la producción más arriesgada había sido Philadelphia (1993), que a través de una trama judicial hace un alegato contra la homofobia.

Entre Philadelphia y Brokeback Mountain, los personajes homosexuales en Hollywood son los secundarios en las películas dramáticas o los protagonistas de comedias disparatadas como Jaula de grillos.

El relato de Annie Proulx publicado en New Yorker había llamado poderosamente la atención, pero los directivos de los grandes estudios no creían que el público aceptara «una historia de dos vaqueros que se besan».

El director Ang Lee (Tigre y dragón, Hulk) propuso la producción a Focus, productora conocida por sus proyectos arriesgados (Lost in traslation, El pianista, 21 gramos…). Y tentó a una docena de actores jóvenes, los más conocidos del momento, que rechazaron los papeles. Finalmente, se interesaron Heath Ledger y Jake Gyllenhaal, dos actores del método. Ambos temían no parecer creíbles y practicaron a solas las escenas de los besos. Querían sentirse cómodos durante el rodaje y mostrarse naturales. Crean dos héroes románticos silenciosos, clásicos, como los personajes de Douglas Sirk. Personajes que no venden discursos reivindicativos sobre la libertad para elegir con quién estar. Se ganan al público ganándose a ellos mismos. Durante la historia de amor intermitente se escuchan, se comprenden, ríen, no hablan de banalidades, se besan, se acuestan, se reconfortan. Una historia universal sobre el amor. Un drama sobre un amor prohibido entre dos personas corrientes.

¿Te apetece volver a disfrutar de Brokeback Mountain? El próximo 28 de junio a las 19:40 tienes la oportunidad, ¡te esperamos!